Tal vez tan antigua como el movimiento de los planetas, el contacto humano, el tiempo… Y es que la Gestalt no es un conjunto de técnicas o teorías (aunque las tenga), sino una filosofía de vida, un abordaje emocional eficaz…un continuo de conciencia basado en la existencia real, en -como dijo uno de sus principales maestros, Serge Ginger- “la originalidad irreductible de cada ser”. O en palabras del contemporáneo gestaltista Albert Rams: “Un viaje que tiene como objetivo principal buscar en lo más genuino de uno mismo”.

Y es que la Gestalt es un acercamiento global al ser humano en todas sus dimensiones: física, emocional, intelectual, social y espiritual. Un proceso hacia el re-descubrimiento de la esencia que uno es, despojados los lastres de cada historia personal, cada mecanismo automático fijado que han creado el carácter, la personalidad, y que han dificultado un desarrollo pleno del ser. Una apuesta por la capacidad de autorregulación y autorrealización del individuo, atendiendo a la responsabilidad de su propia existencia.

 Libertad, Creatividad, Experimentación son  también conceptos que definen la visión de esta corriente.

El determinismo está lejos de la comprensión sobre la conducta humana en la Gestalt ya que su objetivo es traer al individuo al contacto con el momento presente, con su cuerpo, sus sensaciones, emociones y -como dijo Yolanda de los Ángeles González- “pasar por la experiencia, por dura, frágil, amarga, o dulce o deliciosa. Solamente viviendo lo que hay que vivir se logra la experiencia y, desde ahí, la salida a una nueva posibilidad de vida”. La libertad permite al individuo crear y experimentar nuevas conductas que lo liberarán de los antiguos modos de respuesta ante los conflictos consigo mismo y su entorno y le capacitarán de nuevos recursos.